JUSTIFICACIÓN DEL TEMA
INTRODUCCIÓN |
LA SOCIEDAD DEL CAMBIO Y DEL RIESGOVivimos en una sociedad marcada por los cambios tecnológicos y culturales asociados a éstos. Una sociedad que demanda cada vez más estar al día, o al menos, tener la capacidad de innovación suficiente para no quedarse rezagados. Pero también, es interesante conocer el tipo de sociedad en donde debemos actuar, cuáles son sus características y sus dinámicas, los riesgos que asumimos con cada nuevo proyecto que emprendemos, pero también cuando se presentan crisis en nuestra organización.
Algunos sociólogos como Ulrich Beck, se ha detenido a analizar el proceso de modernización, haciendo énfasis en los nuevos riesgos o "riesgos indeterminados" que aparecen hacia la mitad de s. xx de la mano del cambio tecnológico. A continuación algunas de sus reflexiones.
I Hacia el concepto de sociedad del riesgo
El concepto de “ sociedad del riesgo” se incorpora a la reflexión académica de la mano de Ulrich Beck en 1986 con la publicación de su obra La sociedad del riesgo. Hacia una nueva modernidad. No es que antes, no se hubiese hablado de riesgo. En la década de los 70 hay una prolífera bibliografía sobre los riesgos en el mundo económico empresarial, y en el mundo de la antropología; en 1982, Mary Douglas y Wildavsky[1], nos proporcionan un interesante acercamiento a la estrecha relación entre cultura y riesgo en diferentes sociedades premodernas. Pero es Beck, que introduce el concepto de “sociedad del riesgo” para referirse a una nueva forma de organización y estructuración de la sociedad, que empieza a emerger a finales de la década de los 70, en todo1|8fds sus niveles; técnico- productivo, social y cultural.
Somos conscientes de que las sociedades son complejos heterogéneos que escapan a cualquier intento de sistematización a partir de principios unitarios y omniabarcantes (RAMOS, R., 2004; 37).
Por tanto, si hablamos de “sociedad del riesgo” nos referimos a una particular configuración de la sociedad que está acaeciendo, haciendo especial énfasis en la transformación social que han supuesto la aparición de los macropeligros (atómicos, químicos, ecológicos, genéticos). Ello ha supuesto una nueva estructuración social, la emergencia de nuevos conflictos sociales, y la aparición de nuevos sujetos o actores sociales con una determinada cultura política. Ello sin el más mínimo cambio institucional o del sistema político, lo cual provoca una situación paradójica y disfuncional, que Beck recoge bajo el concepto de “irresponsabilidad organizada”.
Por tanto hoy hablamos de “sociedad del riesgo”, como se podría hablar de “sociedad de la información”,“ sociedad de clases”, o “sociedad de la incertidumbre” para referirse a la sociedad actual. Y si se opta por el calificativo “de riesgo” es porque se cree que los conflictos y las nuevas estructuraciones que emergen o pueden emerger de los nuevos riesgos van a marcar el futuro de la sociedad como un todo. Ello no quita que, los conflictos o la estructuración social de la sociedad industrial y de clases haya desaparecido o tenga visos de desaparecer. Beck lo tiene presente, aunque a veces parece que se olvida. El que aquí escribe, lo tiene muy en cuenta y cree que la sociedad de clases, inherente al sistema social y de producción del capitalismo, con la aparición de los nuevos conflictos y estructuraciones propias de la sociedad del riesgo, no hacen sino consolidarla, aunque bajo nuevas configuraciones[2].
Según éste autor, Beck, y ya desde el principio de su reflexión sobre la “sociedad del riesgo”, usa ese concepto de forma un tanto diferente al uso que hace la bibliografía actual. Su análisis es pluridimensional, es decir, analiza la “sociedad del riesgo” desde la dimensión técnico-productiva, desde la dimensión más propiamente sociológica, y desde la dimensión de la ciencia, la política y las instituciones administrativas. Por eso, se puede caer en el error fácilmente, cuando se estudia una de estas dimensiones como si fuese la única a la hora de estructurar la sociedad, lo cual Beck no ha hecho nunca, aunque alguno de sus críticos sí.
Desde la Filosofía de la ciencia o desde posturas ecologistas o ambientalistas, siempre se asocia la “sociedad del riesgo” a la crítica de los nuevos riesgos que encarnan los macropeligros tecnológicos[3]. Pero esto, en Beck, solo es una cara de la poliédrica sociedad del riesgo. Otra cara principal viene representada por la intensificación del proceso de “individualización institucionalizada”. Este concepto hace referencia a dos procesos interconectados y que a veces se solapan: la pérdida de valor de las fuentes de sentido de la sociedad industrial (la nación, la clase, la comunidad, el partido.) y por otro la desaparición de la “ biografía normal”, es decir, la desaparición de formas de vida estandarizadas y compartidas por los individuos que configuraban diversas colectividades. Todo ello combinado con una proliferación de la regulación por parte del Estado, ha hecho que Beck hable de “individuo institucionalizado”. Se trata del Beck más sociológico y aquí habla de “riesgo” en sentido más social; el riesgo viene representado por la biografía hágalo-usted-mismo que implica este nuevo individualismo, y la posibilidad de autoconfigurarse que va desde la anomia hacia la autonomía[4].
Y en último término, otra cara principal de la sociedad del riesgo, y que últimamente es más explotada por Beck, es el análisis de las transformaciones del Estado nacional en Estado transnacional, los procesos de globalización económica neoliberal, la posibilidad de configuración de un nuevo contra-poder mundial frente al poder económico mundial y el terrorismo internacional. Estos procesos abren novedosos conflictos y riesgos a los que tenemos que hacer frente. Se trata del Beck más político, y habla de riesgos en un sentido, que nosotros llamaremos, cosmopolita[5].
Cuando intentemos definir los conceptos de “riesgo”, “peligro” e “incertidumbre”, estos se refieren tanto a los riesgos técnico-industriales, a los sociales como a los cosmopolitas, aunque en el presente trabajo nos centraremos en la dimensión analítica de los riesgos técnico- industriales.
La sociedad industrial clásica era la realización de la primera modernidad, o modernidad simple. Ésta, era el marco discursivo, normativo y legitimador de las instituciones de la sociedad industrial clásica tales como: el Estado- Nación, la clase, la familia o la ciencia. El principio de estratificación y de demarcación de los diferentes conflictos sociales, podríamos decir (simplificando) que venia representado por el reparto de la riqueza producida socialmente. Las instituciones, tales como el Estado, los empresarios, los partidos políticos, los sindicatos, la familia... jugaban un papel central y se posicionaban en razón de un repartimiento más o menos equitativo de la riqueza. El marco discursivo venia representado por el ideal de progreso del bienestar social y de la ciencia, el principio de aplicación de la tecnología a la producción, el ideal de a más producción más bienestar social, la idea de justicia social, la idea de que el hombre ejerce su actividad en el ámbito de la producción y la mujer aunque puede optar a ello, tiene su reino en el ámbito de la reproducción.... A esto llama Beck primera Modernidad o Modernidad simple: una serie de ideas, ideales, normas y principios que legitiman y justifican la sociedad industrial clásica, sus instituciones y sujetos políticos.
El cambio social desde una sociedad industrial clásica a una sociedad del riesgo, no es provocado ni por una revolución ( donde unos sujetos políticos intencionalmente intentan cambiar las instituciones sociales) ni porque las instituciones de la sociedad industrial se hayan vuelto disfuncionales. Todo lo contrario, el cambio proviene, dice Beck, del éxito de las instituciones de la primera modernidad; por tanto es un cambio sin ninguna intencionalidad por parte de sujeto político alguno. Son las propias instituciones de la sociedad industrial, que en su proceso de producción y distribución de riquezas, han provocado de forma no querida e inconsciente la aparición de “nuevos riesgos”, respecto a los cuales son incapaces de gestionar, o distribuir. Ahora lo que nos interesa es poner de manifiesto que la producción continuada de “riesgos” como la cara oculta e inconsciente del proceso de producción de riquezas, ha provocado la aparición de un nuevo principio estructurador y que funciona como principio de demarcación de nuevos conflictos sociales: la lógica de la distribución de “riesgos”, “males” o “peligros” (BECK,U.,1998;25). Este nuevo principio, configura la sociedad del riesgo. El marco normativo, discursivo y de legitimación, deja de ser el de la primera Modernidad y pasa a ser el de la segunda Modernidad o Modernidad reflexiva. “Reflexiva” en el sentido de que la sociedad del riesgo aparece como un “reflejo”, como algo no intencionado, de la dinámica de la sociedad industrial. Pero también se habla de “ reflexividad” en el sentido de “ reflexión”, el nuevo marco discursivo que emerge de la sociedad del riesgo, se cuestiona los fundamentos, instituciones y sujetos de la sociedad del riesgo; se establece la contingencia, ya no solo en el ámbito social, sino también en el discursivo y normativo, que llamamos Modernidad reflexiva (BECK, U., 1994).
El peligro radica, según Beck, en que en el plano fáctico la sociedad industrial ya ha pasado a ser una sociedad del riesgo, mientras que en el plano contrafáctico o normativo, perviven instituciones y comportamientos que se enmarcan claramente en la primera Modernidad. Así, aparece la disfuncionalidad de ciertas instituciones y la confusión en el plano de la opinión pública.
II Hacia una semántica del riesgo.
La amplia literatura actual sobre riesgos, hace que sea en cierta manera difícil hallar una definición unívoca y universalmente aceptada de lo que se entiende por riesgo. El concepto “riesgo” se ha vuelto ambivalente, de aquí, que propongamos dibujar unos mínimos de significación referentes a tal concepto, para poder operar sobre él, y observar las transformaciones que han acaecido en las últimas décadas.
El término “riesgo” es un término latino, que aparece históricamente a lo largo del s. XII, XIII en algunas ciudades de la costa italiana, en relación al comercio marítimo y el desarrollado en tierras lejanas. Este tipo de comercio representaba una empresa insegura, que requería una estricta planificación, y cuyo final era muchas veces incierto. La inseguridad de este tipo de comercio fue caracterizándose progresivamente no como “ peligro”, es decir, como un efecto derivado de amenazas contra las cuales nada podría hacerse, sino como “riesgo” (LUJÁN, J,L., ECHEVERRÍA, J., 2004; 57).
La “incertidumbre” es una experiencia subjetiva, que se nos aparece en el umbral de un conocimiento frágil. Cuando los daños que nos acechan son atribuidos a fuerzas o entidades externas, que no obedecen a ninguna causalidad, y que se nos inflingen de forma que no podemos evitar, estamos expuestos al “ peligro”. El peligro emerge en situaciones de incertidumbre, no depende de nuestras acciones ni decisiones y solo nos podemos enfrentar a él de forma defensiva, ya que es implanificable en su curso y actuación. Ahora bien, a raíz de la secularización del mundo practicada por la ciencia, y su principio de causalidad, desde s. XV, progresivamente las situaciones de peligro pasan a ser conceptualizadas como situaciones de “riesgo”. Por “riesgo” entendemos la exposición, voluntaria y deliberada, ante un daño, en vista a conseguir un cierto éxito ( económico, social...). El riesgo nos enmarca en un horizonte ambivalente, donde los éxitos pueden ir acompañados de fracasos, y todo ello dependerá de la planificación, el cálculo, y el estado del conocimiento actualmente disponibloklllllle. Que actuemos de una o de otra manera, nos expondrá a un tipo de riesgo o a otro diferente. El riesgo nos remite a la decisión; ya no estamos expuestos a fuerzas o amenazas exteriores, sino que nos exponemos a tal o cual situación, que puede implicar éxito o fracaso, de forma voluntaria y elegida. Aunque a veces son otros los que nos exponen a situaciones de riesgo, y nosotros no tenemos margen para decidir o simplemente no somos ni conscientes de la exposición al riesgo a la que nos enfrentamos. El riesgo, al remitir a una decisión, individual o colectiva, está sujeto a las reglas de imputabilidad y responsabilidad, lo cual no acaecía en el horizonte del peligro. Por otro lado, con el riesgo se abre un ámbito de muchas posibilidades de actuación, el éxito o el fracaso de las cuales puede ser calculado y domesticado por el estado del conocimiento actual. He aquí, que con el riesgo aparece el florecimiento de las matemáticas y de una rama específica de ésta: la probabilidad. El cálculo de riesgo, nos proporciona un marco de actuación, que en principio intenta aminorar al máximo los umbrales de incertidumbre, aunque no consigue hacerlo desaparecer del todo, proporcionándonos más libertad y autonomía. Estamos en el marco de la Ilustración y la conceptualización del conocimiento como instrumento para dominar y subyugar a la naturaleza en pro del bienestar y progreso de la humanidad. En este sentido, se habla del riesgo como la característica que emerge con el nacimiento de la Modernidad, y lo acompaña a lo largo de los siglos. Todas las instituciones sociales, políticas y jurídicas de la modernidad y de la sociedad industrial clásica, pueden leerse en clave de redistribución social de riesgos, cuya culminación, y con gran acierto podemos decir a estas alturas, es el Estado del bienestar que nace después de la segunda Guerra Mundial.
Por tanto, si lo que queremos es una semántica del riesgo, podemos decir que este concepto está constituido por una serie de notas características: remite y hace referencia a decisiones humanas, por tanto son evitables ( a diferencia de los peligros) son cuantificables ( por tanto pueden desarrollarse los cálculos de riesgo y los planes de gestión y control de estos), son imputables las responsabilidades pertinentes y dependen del conocimiento científico disponible. Estas características nos enmarcan en un determinado entramado cultural del riesgo (LUJÁN, J,L., ECHEVERRÍA, J., 2004;53); es decir, un marco cultural y socialmente construido, que nos hace percibir individual y socialmente un determinado hecho como riesgo o como peligro.
Cuando Beck habla de nuevos riesgos, que han aparecido a raíz del desarrollo de la tecnología atómica, química o genética, se refiere a que este entramando cultural del riesgo se desmorona, aunque social e individualmente parezca que aún tiene sentido. Los nuevos riesgos, que emergen de los macropeligros a los que nos ha expuesto el desarrollo tecnológico en alianza con el desarrollo industrial, son calificados por algunos como riesgos indeterminados (BECK, U, 2002; 84). Cuales son las características de estos? Son imperceptibles por los sentidos humanos, por tanto dependen del saber científico para su determinación y de una cierta mediación cultural y simbólica para hacerlos visibles (BECK, U.,1998;286); de aquí el papel central que juegan los medios de comunicación. Son ilimitables temporal y localmente, por eso, se caracterizan como riesgos globales, indeterminables nacionalmente, y cuyo efectos traspasamos, conciente o inconscientemente a las futuras generaciones. Son a menudo irreversibles, y los efectos de posibles accidentes se tornan incalculables, por estar en juego la aniquilación de la propia vida en el planeta (BECK, U, 1998; 194). El “accidente” pierde su sentido de delimitable, y se convierte en un acontecimiento con principio, pero sin final, de aquí que se suprimen los estándares de normalidad, los instrumentos de medida y las bases del cálculo de riesgo. La lógica de la investigación se invierte: ahora ya no asistimos primero a la experimentación en el laboratorio, y la aplicación posterior, sino que la comprobación sucede a la aplicación (VV.AA, 1993; 31). El principio de atribución de responsabilidad por las decisiones propias se diluye. El reconocimiento y la atribución de culpabilidad exige el principio causal de su origen, el cual es cuestionado, tanto desde la racionalidad científica, hasta por la interacción de diferentes causas, que hacen indiscernible la responsabilidad individual en diferentes daños o peligros (BECK, U.,1997; 49).
Por tanto, y recopilando, los riesgos que emergen de las nuevas tecnologías, son incalculables e indeterminables, cuestionando el entramado cultural del riesgo propio de la modernidad. Así, algunos autores hablan claramente, ya no de sociedad del riesgo ( si entendemos el riesgo como algo calculable, determinable e imputable) sino de la “sociedad de la incertidumbre”( RAMOS, R.,1999). Los “riesgos” se han vuelto “peligros”, invirtiendo el proceso de conceptualización de la modernidad. La contingencia y la inseguridad se han apoderado de la sociedad en su conjunto, tanto a nivel técnico-productivo, como social o cultural.
Llegados a este punto, he de señalar que en Beck, el término “riesgo” se usa a veces de forma indiferenciada. Unas veces lo usa, siguiendo la significación que hemos expuesto más arriba como genérica, y a veces no diferencia entre los riesgos propios de la primera modernidad y los riesgos indeterminados o de la segunda modernidad. Ello nos puede llevar, al principio, desde una lectura superficial, a denunciar la no univocidad del término “riesgo” en la obra de Beck, y la confusión que expresa a lo largo de su obra. Pero en un segundo nivel de reflexión, nos damos cuenta, que aunque use continuamente analogías entre la sociedad de la edad media, y la sociedad del riesgo contemporánea, para hacer emerger sus similitudes, para Beck, son más las diferencias que las similitudes entre ambas sociedades. La base de tal diferenciación se halla en la conceptualización del “riesgo” como aquello que se refiere a decisiones individuales o colectivas. Lo que tienen en común los riesgos de la primera modernidad, con los de la segundad modernidad, y que los diferencia de los peligros de las sociedades premodernas, es que se atribuyen a la decisión de un sujeto humano. Así, la indeterminación de los riesgos contemporáneos no les libera de ser imputados a acciones o decisiones humanas, no son peligros. Aunque la incertidumbre se haya instalado en el corazón de la sociedad del riesgo global ( ahora hablamos de sociedad global, porque los nuevos riesgos, al no poder ser determinados territorialmente, conforman una comunidad de amenaza mundial o comunidad de riesgo global, como prefiere llamarla Beck), ello no es óbice para resignarnos a los poderes o amenazas exteriores. Esto seria una actitud poco moderna y no acorde a los principios de la Ilustración. Por eso, la propuesta de Beck consiste en una mayor radicalización de la modernidad. Ésta consistirá, primero en denunciar la situación actual como de “irresponsabilidad organizada”, y el problema tecnocrático que implica ,y en segundo lugar proponer una estrategia de “ilustración ecológica”, es decir, una profundización de la democracia participativa en la toma de decisiones técnicas, científicas, industriales y sociales que configuran a la sociedad, propuesta que viene recogida bajo el concepto de “ subpolítica”.
III Irresponsabilidad organizada.
Por “ irresponsabilidad organizada” se quiere caracterizar a la sociedad actual, en el sentido de que los parámetros de control, gestión y atribución de “riesgos” son los propios de la primera modernidad , mientras que los riesgos se han transformado en riesgos indeterminados. Todo ello maquillado consciente o inconscientemente por el subsistema jurídico, el administrativo- político y el científico-técnico ( BECK, U.,1997). De tal manera, que en la situación actual, concluye Beck, la producción de daños o riesgos por parte del sistema productivo queda legitimado y justificado ante la opinión pública, llegando a la situación paradójica en la que las regulaciones sobre los riesgos no dejan de crecer, mientras que la producción de estos no ha bajado, sino todo lo contrario, ha aumentado exponencialmente en las últimas décadas. De esta manera, estos subsistemas permiten normalizar estos riesgos no calculados ( BECK, U., 1997).
¿Como se articula esta situación? Desde el subsistema jurídico, la necesidad de señalar a un responsable individual, protege a los responsables que habrían de dar cuenta de sus actos. Cuando una fábrica contamina el medio ambiente, y se pretende denunciarla, nos encontramos que al estar al lado de muchas más que vierten sus desechos al medio ambiente, nos es imposible imputarle la responsabilidad de forma individual por contaminar. La contaminación ambiental es el resultado de la interacción de acciones individuales, aunque no necesariamente coordinadas, de aquí, la imposibilidad de aplicar el principio de responsabilidad jurídico. Por tanto, la contaminación como output del sistema productivo queda no cuestionada, con lo cual, de forma indirecta queda justificada y legitimada socialmente.
Desde el subsistema administrativo-político, el uso de los instrumentos de cálculo y control del riesgo, como los umbrales de tolerancia ante ciertas substancias, haciéndoles depender del conocimiento científico y técnico disponible, no hacen sino normalizar las situaciones de exposición del riesgo. De esta manera surge la asimetría de poder inherente a la diferencia entre riesgo y peligro. Como más arriba hemos indicado, el peligro es la exposición a una situación de amenaza que no depende de nuestra elección y está al libre albedrío de fuerzas externas a nuestra voluntad. Mientras que los riesgos son situaciones de exposición a daños, que hemos elegido, voluntariamente nosotros. Así, el subsistema político-administrativo, otorgándose a él y al subsistema científico-técnico, el poder de definir los umbrales de tolerancia, convierten lo que en principio son riesgos desde una perspectiva colectiva, en peligros desde una perspectiva individual. Los ciudadanos percibimos como situaciones de peligro, situaciones que son fruto de decisiones de otros, por tanto, que son evitables. El paso de la percepción de peligros en riesgos es lo que determinará la aparición de los conflictos de definición de riesgos y la oportunidad de articular un nuevo discurso o acción política, la subpolítica. Así, el subsistema administrativo-político, puede articular tres estrategias diferentes frente a los nuevos riesgos o riesgos indeterminados; hacerlos invisibles, normalizarlos, o convertirlos en peligros, por tanto poniendo énfasis en su inevitabilidad.
El subsistema científico-técnico, a lo largo de la segunda modernidad, ha mantenido su poder y autoridad social, aunque internamente han ido apareciendo discursos que han cuestionado la fiabilidad y fragilidad del conocimiento científico. Ello, ha sido abruptamente calificado como problema interno, mientras que de cara a la sociedad, y en confluencia de la delegación de poderes que le ha hecho el subsistema político- administrativo, al dejar en sus manos la determinación y caracterización de los riesgos, ha limitado los debates sobre riesgos a cuestiones puramente técnicas o científicas. Esta naturalización y ciencificación de los debates sobre los riesgos conlleva la consagración de su poder social como subsistema, y la substracción del poder de decir como se quiere vivir a la sociedad civil; es decir, hemos caído en una especie de tecnocracia( BECK,U., 1998; 179) y ha disimulado , sino eliminado, los conflictos de definición de riesgos. En este conflicto ve Beck la explosividad social y política de los nuevos riesgos y de la sociedad actual, de aquí que la llame “sociedad del riesgo global” ( BECK, U., 2002;89). Convertir las disputas sobre riesgos en disputas entre expertos ahonda más, si cabe, en la asimetría de poder entre la percepción de peligro y de riesgo.
En este sentido, Beck critica a ciertos movimientos ecologistas, que al intentar luchar por aminorar los riesgos y daños medioambientales, reducen las disputas a disputas entre expertos, naturalizadas y sin la menor conciencia de que cuando se habla de percepciones de riesgos se necesita una cierta mediación cultural, que tiene que ser construida por los discursos políticos, para hacer percibir a la sociedad civil ciertos peligros como riesgos, y por tanto su imputabilidad a alguien y su evitabilidad. Mientras, los ecologistas no sean conscientes de ello, y dejen de creer que la mera presentación de la destrucción o el daño basta para incitar a la actuación de la sociedad, no tendrán éxito y sus esfuerzos caerán en saco roto( BECK, U, 1988; 99).
IV La ilustración ecológica: la subpolítica.
El análisis sistémico de la “irresponsabilidad organizada” de la sociedad del riesgo, nos insta a proponer soluciones alternativas, ya que la producción de riesgos y daños continuará , haciendo insostenible la situación. La propuesta de Beck, en línea de la propuesta ilustrada o moderna ( de aquí que muchas veces se hable de radicalización de la modernidad), consistirá en más democracia participativa para constituir a los ciudadanos de las sociedades de riesgo, en individuos autónomos y libres. Ahora bien, si hemos dicho que el sistema político ( articulado por el subsistema administrativo, el jurídico y el científico-técnico) imposibilita la aparición de ciertos riesgos, como tales, convirtiéndoles en sucesos inevitables, será necesaria otra forma diferente de articular las acciones y los discursos políticos; esta será la subpolítica.
Por subpolítica, Beck entiende la zona gris o intermedia situada entre el sistema político (constituido por el parlamento, los partidos políticos, los sindicatos, las magistraturas judiciales...) y la sociedad civil, es decir la zona en la que actúan los nuevos movimientos sociales. Una articulación política de un ámbito de “ lo político”, en terminología clásica. Se trata de la autoorganización de diferentes sujetos cuando se le presenta de forma inmediata la presencia de un riesgo, y se sienten afectados por él. Riesgo que en un principio perciben como peligro, pero a medida que se autoconstituyen en “ comunidad de riesgo”, empieza a conceptualizarlo como riesgo; es decir, fruto de la decisión de alguien, ajeno en cierta manera a los intereses de los directamente afectados por su decisión. Las “comunidades de riesgo” son la nueva forma que adquiere la lógica de la acción colectiva en las sociedades del riesgo y que se diferencian de las clases sociales o otros grupos de interés; colectividades propias de la sociedad industrial clásica, que a pesar de ello no han dejado de existir. Por ejemplo ante la contaminación que provocan las fábricas de productos químicos en el mar del norte, se han articulado grupos contrarios a su actividad, denunciando el delito ecológico que provocan. Estos grupos están constituidos desde por empresarios de industrias conserveras, armadores de barcos, marineros, ciudadanos de los puertos del norte, hasta por ecologistas y trabajadores de astilleros...Mientras, el otro polo se autoconstituye alrededor de los empresarios de las industrias químicas, expertos científicos, trabajadores de estas industrias.... Como podemos ver, las comunidades de riesgo, son transversales muchas veces a las clases sociales y a otros grupos de interés. ¿Como se podía pensar en el marco de la sociedad industrial, que los trabajadores se alinearían con ciertos empresarios, y estos con sujetos provenientes del mundo ecologista o naturalista?
En este momento, cuando se articulan las “comunidades de riesgo”,entran en conflicto con las autoridades políticas y diferentes grupos de expertos, abriendo y poniendo de manifiesto la lógica de intereses y de poder que subyace a las diferentes definiciones de riesgos. La dinámica de las comunidades de riesgo empieza a cuestionar el “sistema político” y aparece una autoorganización política, desde abajo, de los individuos. Es la realización plena de la democracia, en la medida en que a lo largo de la sociedad industrial, diversas decisiones sobre asuntos sociales eran monopolizadas por algunos grupos de interés, tales como los grupos de expertos, los empresarios, o los políticos. Estamos ante el renacer de nuevos sujetos políticos, que cada vez jugaran un papel más importante, y que comportan una nueva cultura política, que dista mucho de la que conocíamos hasta hace muy poco.
A nivel metodológico el análisis de Beck, del surgimiento de la sociedad del riesgo y esta nueva cultura política, tiene una consecuencia teórica muy importante: rompen con los esquemas analíticos de la teoría de sistemas de N. Luhman. La subpolítica implica una dinámica intersistémica, que derrumbaría la teoría de los sistemas autoreferenciales y autopoiéticos de Luhman. Por otra parte, el cambio social del que emerge la sociedad del riesgo, es reflejo, y surge con el éxito de la sociedad industrial clásica; por tanto, en el esquema beckiano, hay cambio social (historicidad), y este no se produce por la disfuncionalidad del sistema social, sino todo lo contrario, por su éxito.
Reflexión final
Quizás estos filósofos postmodernos, nos den una idea de la sociedad contemporánea en su forma de funcionamiento y en su lógica de organización y poder. También, otro filósofo contemporáneo, Lipovesky, autor entre otras obras de la Era del Vacío, dice en su libro "El imperio de lo efímero", par hablar de la industria cultural que la información ha tomado el relevo, pues es la que produce los efectos culturales y psicologicos más significativos; ha sustituido a las obras de ficción en avance de la socialización democrática individualista. las revistas de información, los debates y encuestas, tienen mucha más repercusión en las conciencias que los éxitos de la industria televisiva, pues invitan más al despliegue subjetivo que todas las horas pasadas ante las obras del imaginario industrial (...)lo media se han convertido en poderosos instrumentos de formación e integración de los individuos. Es imposible disociar el boom del individualismo contemporáneo del de los media: con la abundancia de las informaciones multiservicio y los conocimientos que procura sobre otros mundos, otras mentalidades, otros pensamientos, otras prácticas, ..los individuos son conducidos ineluctablemente a "definirse respecto a lo que ven", a revisar con mayor o menor rapidez las opiniones recibidas, a establecer comparaciones entre el aquí y el allá.
Los reportajes, los debates televisados y las actualidades nos dan a conocer perspectivas distintas ..sobre cuestiones diversas, y contribuyen a individualizar las opiniones, a diversificar los modelos y los valores de referencia, a romper los marcos tradicionales y a hacernos menos tributarios de una cultura única e idéntica. (Gilles Liovetsky, El imperio de lo efímero, La moda y su destino en las sociedades modernas, Ed. compactos, anagrama, p.255.
Tomado de Tomeu Sales Gelabert, en Democracia y tecnología del riesgo.Referencias bibliográficas
BECK, U.,Políticas ecológicas en la edad del riesgo. Barcelona ,1998. El Roure editorial. ( original en alemán de 1988).
BECK, U., La sociedad del riesgo. Hacía una nueva modernidad. Barcelona, 1998,
Paidós .
BECK, U., La sociedad del riesgo global. Madrid, 2002, Siglo XXI
BECK, U., Poder y Contra- poder en la era global. La nueva economía política mundial. Barcelona, 2004, Paidós.
BECK, U., GIDDENS., A., LASH, S., Modernización reflexiva. Política, Tradición y estética en el orden social moderno. Madrid, 1994, Alianza Editorial.
Revista de Occidente: “ ¿Hacia una sociedad del riesgo?” , nº 150, 1993.
DALY, H., SCHÜTZE, CH., BECK, U., DAHL, J., Crisis ecológica y sociedad. Alzira, 1997, Germania.
LUJÁN, J.L., y ECHEVERRÍA, J.,( ed), Gobernar los riesgos. Ciencia y valores en la sociedad del riesgo .Madrid, 2004, Biblioteca Nueva.
RAMOS R., GARCÍA, F., (ed), Globalización, riesgo, reflexividad. Tres temas de la teoría social contemporánea. Madrid, 1999, CIS.
[1] DOUGLAS, M., y, WILDAVSKY, A., Risk and Culture. An essay on the selection of technological and environmental dangers, Berkeley, 1982, University of California
[2] Ver los trabajos sobre justicia ambiental o ecológica que se están haciendo.
[3] Las obras fundamentales al respecto son: BECK, U., Las políticas ecológicas en la edad del riesgo. Barcelona, 1998, Roure (original 1988); BECK, U., La sociedad del riesgo. Hacia una nueva modernidad. Barcelona, 1998, Paidós (original 1986) ; BECK, U., La sociedad del riesgo global. Madrid, 2002, Siglo XXI.
[4] Las obras fundamentales al respecto son: BECK, U., La sociedad del riesgo. Hacia una nueva modernidad. Barcelona, 1998, Paidós ( original 1986) ; BECK, U., BECK- GERSHEIM,E., La individualización. El individualismo institucionalizado y sus consecuencias sociales y políticas. Barcelona, 2003, Paidós ( Conjunto de artículos de finales de la década de los 80 y principios de los 90); BECK, U., y BECK-GERNSHEIM,E., El normal caos del amor. Barcelona, 2001, Paidós- Roure.
[5] Las obras fundamentales al respecto son: BECK, U., ¿Qué es la globalización? Falacias del globalismo, respuestas a la globalización. Barcelona, 1998, Paidós; BECK, U., Poder y Contra-poder en la era global. La nueva economía política mundial. Barcelona, 2004, Paidós. ; BECK, U., La mirada cosmopolita o la guerra es la paz. Barcelona, 2005, Paidós.
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